En el Colegio Miraflores Ourense, es la hora del recreo y cuesta reconocer un patio en el que hace un par de años éramos poco más de 20 personas y ahora somos casi 50.
En el pasillo de las clases de la ESO ya no quedan clases vacías y, en su interior, los profesores gestionan el espacio para que la pantalla electrónica, mesas de debate y trabajo le permitan su “paseo” entre los pupitres de los alumnos. Hay muchos alumnos nuevos, otros que comienzan una nueva etapa y otros que regresan. Las miradas y los gestos identifican a unos y a otros.
Los nervios se perciben en la clase de 1º de la ESO. Apuran el paso para ocupar su sitio con rapidez y acomodar su material encima de la mesa para causar buena impresión. Su batería de lápices de colores, escuadras, cartabones, rotuladores, marcadores y bolígrafos no es suficiente para dibujar la tabla con el horario de las asignaturas. Miran de reojo al pasillo de enfrente, a Primaria, y aunque a alguno se le note cierta añoranza, enseguida se recuperan adoptando el gesto de madurez que dan los galones que se adquieren como estudiante de secundaria.
En 2º y 3º de la ESO predomina la calma. Ya no son novatos y su preocupación se concentra en ver qué compañeros tiene cerca y qué lugar ocupa la piscina en su horario de clases. Preguntan sin cesar: quién nos va a dar esto o aquello, qué baño nos corresponde, cuántas estrellas hay en el cielo… Hay muchas caras nuevas y, aunque los cubrebocas las tapan, eso no impide que la curiosidad y el deseo de socializar y hacer amistad se impongan.
También están los de 4º de la ESO, -los mayores-, que caminan por ese pasillo con la seguridad de haberlo recorrido más veces que nadie. Saben que el año que viene serán bachilleres y que la universidad comienza a dibujarse en un horizonte cada vez más cercano.
A los profesores nos cuesta identificarlos a todos. Entre el tiempo transcurrido por el confinamiento y las vacaciones, los cambios físicos son evidentes. La tela en la cara tampoco ayuda. Pero bastan un par de clases y tres recreos para percibir las ganas que ya tenían de regresar al colegio, de ver a sus compañeros y amigos, de correr por el campo de fútbol, de aplicar fórmulas matemáticas, declamar poesía, interpretar mapas de tiempo, leer música o convencer a Jason de que en inglés no hay quien les gane.
El curso 2020-2021 en el Colegio Miraflores Ourense, acaba de comenzar y nada es comparable a la alegría de saber que de nuevo podemos compartir el aula. Ahora sabemos que la CERCANÍA no tiene nada que ver con la distancia social y que 150 centímetros no impedirán disfrutar de la familiaridad que identifica a nuestro querido colegio. Más que una vuelta al cole, es un regreso a casa.
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